El Departamento de Estado de EE.UU. anunció esta semana la reanudación del procesamiento de visas F, M y J para estudiantes y visitantes académicos, después de una suspensión de casi un mes. Sin embargo, la novedad principal es que todos los solicitantes deberán hacer públicas sus cuentas de redes sociales para que sean revisadas por funcionarios consulares antes de otorgarles una visa.
¿Qué se está revisando?
- Se identificarán publicaciones o mensajes que muestren actitudes hostiles hacia EE.UU., su gobierno, cultura, instituciones o principios fundacionales.
- También se vigilará si hubo apoyo a organizaciones terroristas, antisemitismo o activismo político considerado agresivo.
- Las cuentas privadas o cerradas pueden interpretarse como intento de ocultar información, lo que podría resultar en la denegación del visado.
Prioridades y contexto
- La sede consular priorizará solicitudes hacia universidades con menos de 15 % de estudiantes extranjeros, lo que podría afectar a instituciones como Harvard, Yale o Penn State.
- La medida se enmarca dentro de una política más amplia de la administración Trump que ya ha revocado cientos de visas a estudiantes cuyos historiales indicaban comportamientos pro-Hamas o críticas a políticas de EE.UU.
Críticas desde sectores académicos y de derechos civiles
- Jameel Jaffer, director del Knight First Amendment Institute de Columbia, indicó que: “Esta política convierte a cada funcionario consular en un censor, y frena inevitablemente la libertad de expresión política dentro y fuera de EE.UU”.
- Organizaciones defensoras de la libre expresión advierten que esta exigencia podría dismunuir la afluencia de talento internacional, dañando la reputación global del sistema universitario estadounidense .
Reacción de estudiantes y universidades
- Miles de estudiantes de países como China, India, México y Filipinas han estado pendientes de las aperturas de citas en consulados, publicando en redes sociales cómo monitorean la web de visas y ruedas de prensa del Departamento de Estado.
EE.UU. permite nuevamente tramitar visas estudiantiles, pero impone una exigencia inédita: abrir las redes sociales al escrutinio oficial. Esta medida, justificada por supuestos motivos de seguridad nacional, genera preocupación entre críticos de derechos civiles, instituciones académicas y estudiantes internacionales, que la consideran un obstáculo a la libertad de expresión y un riesgo para el prestigio de sus universidades.
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