Tennessee ejecutará a un reo con desfibrilador activo en el pecho
Foto de Ye Jinghan en Unsplash Tennessee tiene programada para este martes una ejecución que podría marcar un precedente en la historia judicial de Estados Unidos: sería la primera vez

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Tennessee tiene programada para este martes una ejecución que podría marcar un precedente en la historia judicial de Estados Unidos: sería la primera vez que un hombre es ejecutado mientras tiene un desfibrilador implantado y funcionando en su pecho.
El gobernador Bill Lee se negó el lunes a conceder un indulto a Byron Black, de 69 años, permitiendo que avance su ejecución pese a los cuestionamientos médicos y éticos que han rodeado el caso. Black fue condenado por los asesinatos a tiros en 1988 de su pareja, Angela Clay, de 29 años, y sus dos hijas, Lakeisha (6) y Latoya (9), en un ataque que los fiscales calificaron como un arranque de celos. En ese momento, Black cumplía una condena bajo régimen de salida laboral por haber disparado anteriormente al esposo separado de Clay.
Controversia médica y posibles efectos del desfibrilador
Lo que hace única esta ejecución es que Black tiene implantado un desfibrilador automático, un dispositivo que actúa como marcapasos y como desfibrilador de emergencia. Sus abogados argumentan que el aparato no debe activarse para evitar que reaccione durante la inyección letal, de lo contrario, generará dolor innecesario o prolongará el proceso. Aunque un juez de primera instancia falló a favor de desactivar el dispositivo, la Corte Suprema del estado anuló esa decisión el 31 de julio, permitiendo que la ejecución siga sin modificaciones.
Las autoridades estatales insisten en que el medicamento utilizado, pentobarbital, volverá a Black inconsciente y que, incluso si el desfibrilador se activara, él no sentiría nada. Sin embargo, sus abogados contradicen esta versión, señalando que los efectos del pentobarbital no garantizan ausencia de dolor, especialmente en una persona con sus condiciones de salud.
Black se encuentra en silla de ruedas y padece demencia, daño cerebral, insuficiencia renal, insuficiencia cardíaca congestiva y otras enfermedades. Para desactivar el desfibrilador no se requiere cirugía; un médico puede apagarlo mediante un dispositivo especial colocado sobre el pecho.
“El riesgo de que esto se convierta en un espectáculo grotesco es real”, advirtió Kelley Henry, abogada de Black.
Además del aspecto médico, el caso ha reavivado el debate sobre la participación de profesionales de la salud en ejecuciones, considerada por muchos como una violación de la ética médica.
Reclamos por discapacidad intelectual y contexto judicial
La defensa de Black ha intentado durante años obtener una audiencia para revisar si sufre una discapacidad intelectual, lo que lo haría inelegible para la pena de muerte según la jurisprudencia de la Corte Suprema de EE.UU. Sin embargo, las cortes rechazan estas solicitudes argumentando que ya se evaluaron anteriormente. Paradójicamente, incluso la fiscalía del distrito de Nashville apoyó en 2022 la idea de que Black tenga una nueva audiencia bajo una ley estatal de 2021, pero la denegaron.
La hermana de Angela Clay, Linette Bell, declaró a medios locales: “Él no tuvo piedad con ellas, así que ¿por qué deberíamos tener piedad nosotros con él?”.
Segunda ejecución en Tennessee en 2025
Si la ejecución se lleva a cabo, será la segunda en Tennessee desde mayo, tras una pausa de cinco años por la pandemia y errores administrativos. Este año, EE.UU. ya ha ejecutado a 27 personas y hay al menos nueve ejecuciones más programadas en siete estados. Con estas cifras, 2025 se perfila como el año con más ejecuciones desde 2015.
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