Foto de Sunday Abegunde en Unsplash
En los últimos días se ha aprobado en EE.UU. un nuevo tributo del 1 % que se aplicará a las remesas en efectivo, cheques u otros instrumentos físicos. Medida que podría tener consecuencias significativas en cientos de miles de familias latinoamericanas. A pesar de que el gravamen fue reducido desde un 5 % inicial y limitado a envíos no electrónicos, expertos advierten que aún implica trabajar más para cubrirlo.
Uso de las remesas
Ocho de cada diez migrantes latinoamericanos destinan el dinero para alimentos, vivienda, transporte, pero también gastos médicos y educativos. En 2024, solo América Latina y el Caribe recibieron cerca de US$160 000 millones, principalmente desde EE.UU.
Magnitud del impacto
El análisis del Center for Global Development (CDG) sugiere que cada 1 % de impuesto podría reducir el flujo de remesas hasta un 1,6 %.
Según el comité del Congreso (JCT), el impuesto recolectará alrededor de US$10 000 millones hasta 2035.
Consecuencias por país
- México: pierde más de US$1 500 millones/año.
- Guatemala: alrededor de US$415 millones.
- El Salvador: cerca de US$200 millones.
- Honduras: unos US$175 millones.
- Colombia: enviado US$11.830 millones desde EE.UU., perdería unos US$66 millones.
Estos montos, aunque reducidos en términos macroeconómicos, son vitales para las economías familiares, especialmente en países donde las remesas representan entre el 19 % y 28 % del PIB.
Riesgos y alternativas
Este nuevo impuesto podría impulsar el uso de vías informales: en efectivo, criptomonedas, tarjetas prepago o envíos a través de terceros. Mientras que, el ODI (Reino Unido) y expertos como Helen Dempster advierten que estas rutas informales “podrían aumentar la intención de migrar” y exponer a los migrantes a fraudes y redes ilícitas.
Aún aquellos que ofrecen envío digital pueden enfrentar mayores comisiones, ya que el impuesto se sumaría al promedio actual de 6 %.
Perspectiva institucional
El BID alerta que el impuesto contradice recomendaciones internacionales, como reducir los costos por debajo del 3 % para lograr los Objetivos de Desarrollo Sostenible.
México, Costa Rica y otros gobiernos han manifestado su rechazo y presionado en Washington: México sostiene que casi el 100 % de sus remesas son digitales, por lo que no se verían gravadas.
El nuevo impuesto del 1 % sobre remesas en efectivo pone en cuestión el envío de fondos hacia Latinoamérica, especialmente en países centroamericanos donde representan hasta un cuarto del PIB. Aunque limitado, podría empujar los envíos hacia canales informales, encarecer las transferencias y agravar la crisis económica de las familias receptoras señalan algunos expertos.
Para más historias como esta, sigue a Más Latino.
Fuentes: