Mientras el mundo se divide, las armas unen a los mercados
La industria de armas de EE. UU. alcanza beneficios históricos mientras el gasto militar global bate récords por el rearme.
Mientras el mundo se reacomoda ante conflictos activos en Europa, Medio Oriente y Asia, la industria armamentística estadounidense vive uno de sus momentos más rentables en décadas. Las principales empresas del sector reportan beneficios récord impulsados por el aumento del gasto militar global, que este año superó los 2.4 billones de dólares, según datos del Instituto Internacional de Estudios para la Paz de Estocolmo (SIPRI).
El fenómeno, descrito por analistas como un “rearme global acelerado”, ha consolidado a compañías como Lockheed Martin, Raytheon Technologies, Northrop Grumman y General Dynamics como los mayores beneficiarios de las tensiones geopolíticas.
Récords en la bolsa y contratos multimillonarios
En lo que va de 2025, los índices del sector defensa han subido cerca de 45 % a nivel global y más del 70 % en Europa, impulsados por contratos de modernización militar y nuevos pedidos de sistemas de defensa aérea, misiles y drones.
Solo en Estados Unidos, el Pentágono ha aprobado más de 900 000 millones de dólares en gasto militar, gran parte destinada a la producción de armamento de alta precisión y tecnología autónoma.
“Estamos viendo una expansión sin precedentes del mercado de defensa. Cada conflicto, cada alianza militar y cada tensión geopolítica se traduce en nuevos contratos”, explicó a The Washington Post un analista financiero del sector.
Rearme generalizado
Desde Europa hasta Asia, los gobiernos aumentan sus presupuestos en defensa. Alemania, Japón y Corea del Sur han anunciado incrementos históricos en su gasto militar, mientras que países de Oriente Medio modernizan sus arsenales con tecnología estadounidense.
Este contexto ha llevado a que Estados Unidos no solo mantenga, sino amplíe su liderazgo como exportador de armas número uno del mundo, representando casi 40 % de las ventas globales.
Armas: Riesgos y dilemas éticos
Sin embargo, el auge no está exento de controversia. Organizaciones humanitarias advierten que el crecimiento del negocio bélico también alimenta la escalada de conflictos y dificulta los esfuerzos diplomáticos.
“Cada dólar que se invierte en armas es un dólar que no se destina a educación o salud. El rearme global no nos hace más seguros, solo más dependientes de la guerra”, señaló un portavoz de Amnistía Internacional.
Trump y la diplomacia militar
En medio de este escenario, el expresidente Donald Trump aseguró recientemente que “no habrá guerra con Venezuela”, en un intento por calmar los mercados y distanciarse de la idea de abrir nuevos frentes bélicos.
Sin embargo, analistas interpretan sus declaraciones como una maniobra política más que como un giro de fondo, ya que su administración ha sido una de las más favorables a la expansión del gasto en defensa y a la exportación de armamento.
Un futuro con más armas que libros
Con la guerra cotizando al alza y los fabricantes de armas batiendo récords, el panorama parece claro: el negocio de la defensa seguirá creciendo mientras persistan los conflictos y el miedo a nuevas amenazas globales.
Estados Unidos, con su poderío industrial y tecnológico, se consolida como el gran beneficiario del rearme planetario, un papel que genera tanto fortunas como dilemas éticos en un mundo cada vez más militarizado.
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