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En un encuentro clave celebrado en Jerusalén, el vicepresidente de los Estados Unidos, J.D. Vance, se reunió con el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, para consolidar el apoyo norteamericano al alto al fuego vigente entre Hamás y Gaza, y para definir el siguiente paso: el desarme del grupo miliciano y la reconstrucción de la franja como parte de un plan más amplio de estabilización regional.
Imponer el desarme de Hamás como piedra angular
Durante el diálogo, Vance subrayó que “tenemos una tarea muy, muy difícil por delante, que es desarmar a Hamás, pero reconstruir Gaza para que mejore la vida de su gente, y asegurarnos de que Hamás ya no sea una amenaza para nuestros amigos en Israel”. El Gobierno estadounidense elevó la presión sobre Hamás al advertir que, de no cooperar, podrían aplicarse medidas más severas, incluyendo el uso de fuerza. Además, se planteó la creación de una fuerza de seguridad internacional, con participación de países aliados, para supervisar la etapa post-conflicto en Gaza, sin despliegue directo de tropas estadounidenses en la franja.
Reconstrucción de Gaza y nueva arquitectura de seguridad
El segundo gran pilar del compromiso es la reconstrucción de Gaza bajo una nueva arquitectura: se prevé una zona de control israelí supervisada internacionalmente donde se impulsará la rehabilitación de infraestructura clave, mientras que Hamás quedaría fuera del poder armado. Según los términos abordados, la ayuda humanitaria, los fondos de reconstrucción y la reapertura de servicios estarán condicionados al avance en la desmilitarización de Hamás y al cumplimiento del alto al fuego. Asimismo, la relación entre Israel y EE.UU. se reafirmó como alianza, no como jerarquía, por ambas partes.
Este acuerdo marca un punto de inflexión porque une, al menos sobre el papel, tres objetivos simultáneos: un alto al fuego más estable, el desarme de Hamás como actor militar y político activo, y la transformación de Gaza en una zona económicamente revitalizada y políticamente reorganizada. Queda por ver cómo se implementará en terreno, dado que el conflicto ha dejado una devastación profunda y numerosos interrogantes sobre gobernabilidad, financiación y participación palestina.
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