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La administración Trump presentó esta semana un ambicioso Plan Nacional de Seguridad para la Agricultura, destinado a proteger las tierras, la tecnología y la cadena alimentaria de Estados Unidos frente al avance de potencias extranjeras, especialmente China.
La iniciativa fue anunciada este martes por la secretaria de Agricultura, Brooke Rollins, acompañada por funcionarios clave del gabinete, incluidos Pete Hegseth (Defensa), Kristi Noem (Seguridad Nacional), Pam Bondi (Justicia) y Peter Navarro (Asuntos Comerciales).
El plan contempla acciones legislativas y ejecutivas, tanto a nivel federal como estatal, para combatir lo que el gobierno describe como “influencia extranjera maligna”, robo de propiedad intelectual agrícola y una creciente amenaza de agroterrorismo.
“Demasiada tierra estadounidense es propiedad de ciudadanos de países adversarios”, advirtió Rollins el lunes en una rueda de prensa.
“Esto pone en riesgo tanto nuestra seguridad alimentaria como nuestras operaciones militares”.
Según datos presentados por el USDA, más de 265,000 acres de tierras agrícolas estadounidenses son propiedad de ciudadanos chinos —una superficie equivalente al 90 % del tamaño de la ciudad de Nueva York—, muchas de ellas cercanas a instalaciones militares sensibles.
Principales medidas del plan de agricultura
- Prohibición de compra de tierras agrícolas por parte de ciudadanos chinos y otros adversarios.
- Revisión y cancelación de acuerdos de investigación con entidades extranjeras vinculadas a países de riesgo.
- Prioridad exclusiva a tecnología y ciencia fabricadas en EE. UU. en programas de investigación agrícola.
- Colaboración con la Agencia de Proyectos de Investigación Avanzada de Defensa (DARPA) para reforzar la bioseguridad.
- Reforma de la Ley de Divulgación de Inversiones Extranjeras Agrícolas (AFIDA), con sanciones de hasta el 25 % del valor de la tierra por registros falsos o tardíos.
- Revisión del programa de cupones alimentarios SNAP para frenar fraudes tecnológicos y el desvío de fondos.
- Elaboración de listas de proveedores agrícolas extranjeros para reducir la dependencia estratégica de países hostiles.
Investigación bajo la lupa
Rollins también confirmó que el USDA pondrá fin a la colaboración científica con laboratorios chinos, como el Instituto de Virología de Wuhan, implicado en proyectos no financiados que proponían la creación de coronavirus, según registros públicos de subvenciones federales.
La secretaria citó el caso de dos investigadores chinos arrestados en junio por intentar ingresar ilegalmente un hongo patógeno a Estados Unidos. El FBI calificó el hecho como un posible incidente de bioterrorismo agrícola.
Apoyo estatal y llamado bipartidista
Durante la presentación del plan, estuvieron presentes los gobernadores republicanos Sarah Huckabee Sanders (Arkansas), Jim Pillen (Nebraska) y Bill Lee (Tennessee), quienes respaldaron la iniciativa.
“Los estados han tomado la delantera en este tema. Pero ahora es momento de una acción federal coordinada”, expresó Rollins.
“Mi esperanza es que este sea un esfuerzo bipartidista, porque todos estamos aquí para proteger a nuestro país”.
Rollins aseguró que ya existen contactos con gobernadores demócratas y líderes del Congreso para sumar respaldo a la propuesta.
Con este plan, la Casa Blanca introduce un enfoque inédito en la agenda de seguridad nacional: blindar el sistema agrícola estadounidense como activo geopolítico clave.
A medida que crece la tensión con China y otros actores globales, el control de la tierra, las semillas, la tecnología y los alimentos deja de ser un tema técnico para convertirse en una prioridad estratégica para el gigante norteamericano.
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Fuentes: