Dan Scavino, Public domain, via Wikimedia Commons
El presidente Donald Trump y su homólogo chino Xi Jinping tenían previsto reunirse durante la cumbre de la Asia‑Pacific Economic Cooperation (2025) en la ciudad de Busan (Corea del Sur), en lo que sería su primer encuentro cara a cara desde 2019. Sin embargo, fuentes diplomáticas han confirmado que la reunión ha sido pospuesta, lo que ha generado cuestionamientos sobre el estado real de las relaciones entre las dos mayores economías mundiales.
Al margen de la fecha, ambos países han expresado su voluntad de “comunicaciones profundas en temas estratégicos y a largo plazo”. El aplazamiento alimenta especulaciones acerca de un desajuste entre la urgencia de EE.UU. por obtener concesiones y la confianza de China en su posición negociadora.
Una agenda cargada de desafíos
El encuentro no se limita a gestos diplomáticos; detrás yace una compleja red de temas: tarifas comerciales, controles sobre minerales estratégicos (tierras raras), tecnología de alto nivel, flujo de precursores del fentanilo y la cuestión de Taiwán.
Según analistas, China ya obtuvo una victoria simbólica: el sólo hecho de que EE.UU. quiera retomar negociaciones y posponer algunas sanciones le da margen de maniobra.
Por su parte, Trump buscaría aprovechar el momento por razones internas (como su imagen antes de elecciones) y externas (como entorno económico global), pero se enfrenta al hecho de que Xi está en una posición de mayor fortaleza política interna, lo que lo convierte en un interlocutor más exigente.
¿Qué sucede tras bastidores entre Donald Trump y Xi?
Mientras tanto, negociadores de ambos lados han avanzado en acuerdos preliminares: Beijing se habría comprometido a comprar soja estadounidense y a aplazar restricciones sobre tierras raras, y Washington indicios de reducir algunas tarifas si se alcanza un marco más amplio.
Pero los expertos advierten: lo que se perfila podría ser más una pausa estratégica que un acuerdo de fondo. En otras palabras, se espera un “respiro” diplomático, no un tratado histórico.
El aplazamiento del encuentro, en este contexto, puede leerse tanto como una precaución (no dar por supuesto que ya todo está arreglado) como una señal de que los grandes temas —acceso a mercado chino, dependencia tecnológica, dinámica geopolítica— aún no se han resuelto.
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Fuentes: