El mar Caribe volvió a convertirse en escenario de tensión militar y diplomática tras el ataque ordenado por Estados Unidos contra un barco que iba rápidamente; según Washington, transportaba drogas desde Venezuela y estaba vinculada a la banda criminal Tren de Aragua, recientemente designada por la administración de Donald Trump como organización terrorista extranjera.
El hecho ocurrió el 2 de septiembre de 2025, en aguas internacionales próximas a las costas venezolanas. De acuerdo con el Pentágono, la operación se desarrolló en el marco de las misiones de interdicción contra el narcotráfico y culminó con la muerte de 11 tripulantes del barco.
Ningún militar estadounidense resultó herido.
El presidente Trump confirmó el ataque en una rueda de prensa desde la Casa Blanca, asegurando que se trató de una “acción defensiva y preventiva” contra redes criminales que, según él, han encontrado refugio en Venezuela bajo el amparo del gobierno de Nicolás Maduro.
“El Tren de Aragua es hoy la pandilla criminal más peligrosa de América Latina, y no vamos a permitir que utilicen el Caribe como autopista de drogas hacia nuestro país”, declaró el mandatario.
Desarrollo de la acción militar en el Caribe
La acción militar se apoyó en unidades de la Marina estadounidense desplegadas en el Caribe desde principios de año como parte de un refuerzo naval en la región. Fuentes castrenses informaron que el barco fue detectado mediante sistemas de vigilancia aérea y satelital, interceptado en alta mar y finalmente destruido tras ignorar órdenes de detención.
Poco después, el Pentágono difundió un video de la operación en el que se observa un artefacto explosivo impactando contra la embarcación. Sin embargo, el gobierno venezolano puso en duda la veracidad de esas imágenes. El ministro de Comunicación, Freddy Ñáñez, afirmó que el video “podría haber sido fabricado mediante inteligencia artificial”, acusando a Washington de montar una “nueva provocación mediática” para justificar una escalada militar.
Venezuela respondió sobre el ataque al barco con drogas
El presidente Nicolás Maduro también se pronunció, calificando el ataque como un “acto de piratería imperial” y responsabilizando directamente a Trump por la muerte de los 11 tripulantes. “Se trata de una agresión cobarde en aguas cercanas a nuestro territorio, una violación flagrante del derecho internacional y un golpe más contra la paz en nuestra región”, señaló en un discurso televisado.
El incidente ha elevado la tensión diplomática en un momento crítico. Caracas ha solicitado la intervención del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas y llamó a consultas a su embajador en Washington.
Países aliados de Venezuela, como Nicaragua y Cuba, se sumaron a la condena y denunciaron la acción como un ejemplo de “injerencia imperialista”.
Por su parte, analistas de seguridad advierten que la operación representa una escalada significativa en la política antidrogas estadounidense en el Caribe.
Tradicionalmente, estas operaciones se han limitado a incautaciones de cargamentos o interdicciones no letales; sin embargo, este hecho marca un precedente que podría tener implicaciones de largo alcance en el derecho marítimo y en las relaciones hemisféricas.
En contraste, sectores opositores al gobierno venezolano en el exilio celebraron la operación como una señal de firmeza contra el Tren de Aragua, al que acusan de haber exportado su violencia y sus redes criminales a varios países de la región, desde Chile hasta Estados Unidos.
Por ahora, la Casa Blanca no ha anunciado nuevas acciones inmediatas, aunque altos funcionarios de defensa confirmaron que la Marina estadounidense mantendrá su presencia reforzada en el Caribe. El episodio abre interrogantes sobre hasta dónde está dispuesto Washington a escalar su ofensiva contra las redes criminales con origen en Venezuela, y qué tan lejos llegará Caracas en su respuesta diplomática.
Para más historias como esta, sigue a Más Latino.
Fuentes: