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Aunque la selección de Irán aseguró su clasificación para la Copa Mundial de la FIFA 2026 tras empatar 2-2 con Uzbekistán en el estadio Azadi, el país encara un desafío fuera del campo: la obtención de visados para jugadores, cuerpo técnico y aficionados, especialmente ante los compromisos que se disputarán en Estados Unidos, uno de los países anfitriones del torneo.
El entrenador Amir Ghalenoei celebró el pase, destacando el esfuerzo del delantero Mehdi Taremi, autor de los dos goles que garantizaron el empate y la clasificación. Sin embargo, admitió que la preparación del equipo dependerá de la claridad que se logre sobre la logística y los permisos de viaje.
El tema migratorio ha generado preocupación en Teherán. Fuentes diplomáticas iraníes advirtieron que las tensiones políticas entre ambos países podrían complicar la emisión de visas. Por su parte, el presidente de la FIFA, Gianni Infantino, aseguró que la organización “trabajará para garantizar que todos los equipos clasificados puedan participar sin obstáculos políticos o administrativos”.
Más allá del aspecto diplomático, Irán celebra su cuarta clasificación consecutiva al Mundial y la séptima en su historia. El reto deportivo será romper su techo histórico y avanzar por primera vez más allá de la fase de grupos.
El gobierno iraní ha subrayado que la participación del equipo nacional servirá como “una oportunidad para tender puentes culturales y mostrar al mundo el espíritu deportivo del país”, aunque las conversaciones con los organizadores aún continúan para asegurar la movilidad del plantel y los aficionados dentro del territorio norteamericano.
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