Ariel Arnal, CC BY-SA 4.0 via Wikimedia Commons
Rodrigo Moya, el icónico fotógrafo mexicano de origen colombiano que documentó como pocos las luchas sociales de América Latina, falleció a los 91 años mientras dormía en su hogar del estado de Morelos, acompañado por su esposa, la diseñadora Susan Flaherty, con quien compartió más de cuatro décadas de vida.
El deceso, ocurrido el miércoles, fue confirmado este jueves por el diario La Jornada, medio que en vida reconoció la profundidad y el valor documental de su obra.
Un archivo para la historia
Moya deja como legado más de 40.000 negativos, considerados un tesoro del fotoperiodismo latinoamericano. Entre ellos, destaca la emblemática imagen del ‘Che melancólico’, un retrato de Ernesto Guevara tomado en 1964 durante una ceremonia en La Habana. La fotografía muestra al comandante con una expresión introspectiva, lejos del aura épica habitual.
Años más tarde, el propio Moya confesaría que la muerte del Che marcó un punto de quiebre en su vida profesional:
“Mi ingenua pretensión de fotografiar las gestas guerrilleras se esfumó con la muerte del comandante”.
Testigo de un continente convulso
Además del Che, por su lente pasaron figuras como Gabriel García Márquez, retratado en 1966, poco antes de publicar Cien años de soledad; Diego Rivera y el expresidente estadounidense John F. Kennedy. También documentó con crudeza las guerrillas de Venezuela y Guatemala, la revolución cubana, la invasión de República Dominicana en 1965 y los movimientos sociales del 68.
Moya nació en Colombia en 1934 y se mudó a México a los dos años. En 1955 se naturalizó mexicano y abandonó la carrera de ingeniería en la UNAM para dedicarse al fotoperiodismo.
Tras alejarse del periodismo gráfico, fundó la revista Técnica Pesquera, que dirigió por 22 años. Años después incursionó en la literatura y en 2001 ganó el Premio Nacional de Cuento del INBAL por Cuentos para leer junto al mar.
Reconocimiento y legado de Rodrigo Moya
Su hijo Pablo expresó que desea que Moya sea recordado como un fotógrafo “comprometido con la verdad y la historia”. Instituciones como la Secretaría de Cultura de México, la UNAM y el INBAL lamentaron su muerte y reconocieron su legado como “una figura clave del fotoperiodismo latinoamericano”.
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Fuentes: